Ubicado dentro del conjunto denominado “Casa Marina” en una casona con valor histórico que data de la Revolución Mexicana, este restaurante es el resultado de una intervención sensible y respetuosa con el pasado. La fachada, que ha sido capturada en una escena de la emblemática película Los Olvidados, se conserva como testimonio del tiempo y punto de partida del diseño interior.

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En el interior, elementos originales como el muro de piedra volcánica, el arco de ladrillo y la techumbre de vigas expuestas fueron restaurados y puestos en valor, generando un diálogo honesto entre historia y contemporaneidad.

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La intervención introduce elementos de celosía artesanal que dividen y enmarcan espacios sin bloquear la luz ni la ventilación, creando una atmósfera íntima pero fluida. Estas celosías, combinadas con una cuidada iluminación cálida y puntual, aportan textura, ritmo y una sensación de acogida inmediata.

El mobiliario de madera clara con toques de verde olivo refuerza el concepto de calidez natural, mientras que los detalles en acabados rústicos contrastan con la sutileza de una distribución pensada para la experiencia del comensal.

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Este proyecto celebra la historia sin quedarse en ella, proponiendo un espacio vivo que honra su pasado a través del diseño contemporáneo y el cuidado por cada detalle.